Del 10 al 17 de mayo, cuatro estudiantes de nuestro centro, Silvia, Carmen, Eli y Marisol, participaron en una enriquecedora movilidad organizada por ППМГ „Акад. проф. д-р Асен Златаров, de Botevgrad (Bulgaria) como parte del proyecto Erasmus+ 2024-1-ES01-KA121-ADU-000203934 de la EOI Estepona. Durante esta semana, los estudiantes se sumergieron en un completo programa de actividades, que les brindó la oportunidad de conocer de primera mano la realidad educativa y cultural del centro, al mismo tiempo que adquirían nuevas competencias lingüísticas y culturales.
El principal objetivo de esta movilidad fue el intercambio educativo, permitiendo a nuestros estudiantes practicar y mejorar su nivel de inglés, con un enfoque especial en la comunicación. Además, trabajaron en el desarrollo de competencias clave como la reforzar la dimensión europea, promover el aprendizaje a lo largo de la vida, fomentar las habilidades interpersonales y el aprendizaje intergeneracionalidad, habilidades esenciales para su crecimiento personal y profesional.
Las estudiantes nos cuentan su experiencia día a día en su blog de movilidad Erasmus+.
Día 1 – Sábado, 10 de mayo 2025.
03:00 AM. Lugar: Estepona, parada de bus El Calvario. Eli, Carmen, Marisol y Silvia, cuatro estudiantes de la EOI de Estepona, acompañadas por Teacher Ana, nos disponemos a vivir unos días intensos de aprendizaje donde desarrollar nuestras competencias lingüísticas, culturales y profesionales gracias al programa Erasmus+.
Ya en el aeropuerto se nos une María Jesús, Teacher de la EOI de Fuengirola y ahora sí, chicas: ¡Comienza nuestra aventura! Destino: Bulgaria.
Primera parada: su capital Sofía.
Una ciudad llena de contrastes que nos recibió con un tiempo primaveral magnífico. Ciudad que pese a ser una desconocida para muchas, en cada paso nos iba desvelando un pedazo de su historia.
Después de dejar los equipajes en el fabuloso hotel, empezamos nuestra ruta hacia el centro histórico. Con Ana al frente como guía, hicimos la primera parada rápida en la Catedral Católica de San José, para seguir luego hasta la estatua de Sofía en su alto pedestal, sorprendiéndonos a la vez que impactándonos sus «Deep holes» (cuencas de los ojos vacías).
Seguidamente nos dirigimos a las ruinas romanas de Serdika, nombre con el que era conocida la ciudad en aquella época, donde pudimos comprobar cómo la pequeña iglesia Pevka (patrona celestial de Bulgaria), ahora está reconvertida en mini tienda de souvenirs. (Uno de los daños colaterales del turismo) 🤷🏼♀️
Mientras nos dirigíamos a visitar uno de los numerosos templos religiosos que posee la ciudad, una nueva parada breve en el antiguo mercado municipal que hoy en día es un supermercado de lo más actual.
A continuación, visitamos la Mezquita Musulmana Banya Banshi que para algunas de nosotras era el primer contacto con templos de esta religión, donde tuvimos que seguir las normas de descalzarse y cubrir nuestras cabezas.
Una vez admirada la rica ornamentación de sus paredes y su minarete rojizo, proseguimos en dirección a la Plaza de la Independencia, donde se concentran 3 de los edificios administrativos y políticos de la ciudad, tales como El Edificio de los Ministerios, el Palacio Real (o de la Presidencia) y la Asamblea Nacional.
Tras un fugaz cambio de guardia del Palacio de la presidencia, éste nos tenía reservada una grata sorpresa: la pequeña Iglesia Ortodoxa, la más antigua de la ciudad, cuyo nombre es iglesia de San Jorge, pero que por su forma es conocida como Iglesia Redonda. Una joya escondida que vale la pena descubrir.
Con el espíritu repleto ya de cultura y vivencias, era la hora de llenar también el cuerpo 😁.
En el Happy dimos buena cuenta de un fabuloso menú que nos cargó las baterías para poder continuar con nuestro periplo.
Y ¡Oh, sorpresa! Justo enfrente de nosotras una boda tradicional ortodoxa búlgara nos salió al paso. Así que hicimos un «wedding crush» y como Mecano, allí nos colamos. Hay que decir que la ceremonia era en la catedral Sveta Nedelya, con lo que teníamos que aprovechar para poder admirar las magníficas bóvedas que posee así como sus murales bizantinos.
Siguiendo nuestro particular camino de baldosas amarillas hacia la catedral de Alexander Nevsky, la ciudad nos seguía regalando preciosas estampas de su arquitectura religiosa, como es la iglesia rusa ortodoxa de San Nicolás, circundada por un precioso jardín. También nos topamos con algunos edificios civiles con fachadas muy interesantes.
Al fin vislumbramos la plaza donde se encuentra la Catedral, cuya construcción se hizo en honor al Emperador Alexander II de Rusia, cuyo ejército liberó a Bulgaria de los otomanos. Aunque antes de poder alcanzarla, nos recibieron sendos monumentos: el Conmemorativo al Soldado Desconocido y la iglesia de Hagia Sofia (Santa Sofía). Dicho lugar es donde se reciben a los Jefes de Estado cuando vienen en visita oficial al país.
Mientras nos acercábamos a la imponente Catedral, nos maravillaban sus cúpulas doradas y verdes así como su excelsa arquitectura neobizantina, acompañada de puertas de madera de roble.
Ya en su interior siguió creciendo nuestra sorpresa y admiración al contemplar sus fantásticos frescos y sus no menos deslumbrantes lámparas, lo que nos suscitó una pregunta: ¿Cómo las limpiarán? 🤔
Varias son las hipótesis que barajamos, aunque la idea de usar un toothbrush para tanta filigrana, no la descartamos en absoluto 😁
También nos llamó la atención las diferencias entre una iglesia ortodoxa con una católica, como por ejemplo la falta de bancos para sentarse, ausencia de esculturas o representaciones en «3D» de Santos y vírgenes y también el que los «velorios» donde poner nuestras velas con peticiones para nuestros seres queridos, tengan dos alturas: en la de arriba se ponen las peticiones para los vivos y abajo para los muertos.
Pero quizás lo más llamativo sea la separación del altar, donde el Pope se sitúa detrás del iconostasio, oficiando de espaldas a la feligresía, que está al otro lado de dicha «mampara con iconos».
¿Cansados de nuevo? Pues toca segunda parada para reponer fuerzas. En la cafetería del «roof top» del Hotel Sense, pudimos disfrutar de unas maravillosas vistas de la ciudad, tomar un tentempié y hacer algunos de nuestros deberes del «My Erasmus+ travel journal«.
Al bajar de nuevo al asfalto de Sofía (que en Bulgaria se acentúa en la primera sílaba por cierto), proseguimos hacia el Boulevard Vitosha, no sin antes detenernos un momento a contemplar y disfrutar del Teatro Nacional de Ivan Vazov, un edificio neoclásico, icono para la cultura de la ciudad.
Al fin alcanzamos nuestro destino, la calle más comercial de la ciudad, repleta de cafeterías, restaurantes, tiendas y vistas increíbles a la montaña del mismo nombre al fondo.
Nos mimetizamos con el ritmo y devenir local y no pudimos resistir la tentación de hacer nuestras primeras compras. Sin que faltara, por supuesto, la Rosa de Bulgaria, utilizada para realizar jabones, cremas y demás productos cosméticos.
Para casi finalizar nuestro día, nos quedaba admirar el Palacio Nacional de la Cultura, sorprendiéndonos por el camino un «Spring Festival» con actuaciones musicales, atracciones de feria y stands de folclore y comidas. Desde luego un lugar bonito y familiar en el que pasar una tarde de mayo.
Y después de 9 horas intensas deambulando por Sofía, como impresión general, nos quedamos con la cercanía y amabilidad de su gente y, pese a ser una capital, la tranquilidad que nos rodeaba, aunque por poner una nota discordante, a veces la accesibilidad no es buena para una ciudad sostenible para todos, ya que en algunos cruces de calle, hay que bajar escaleras para acceder a pasadizos subterráneos para cambiar de acera.
Pero pese a ello, todas acabamos la jornada entusiasmadas y sabiendo que estas vivencias se nos quedarán grabadas para siempre en nuestras vidas.
Día 2 – Domingo, 11 de mayo 2025.
Monasterio de Rila.
Hoy nos embarcamos en una excursión muy esperada: el tour programado al Monasterio de Rila, una de las joyas espirituales y culturales de Bulgaria. Sin embargo, antes de llegar a nuestro destino final, realizamos varias paradas que enriquecieron aún más la experiencia.
Nuestra primera visita fue al Monasterio de Dragalevsti, un monasterio ortodoxo búlgaro activo, conocido también como nunnery, ya que está habitado únicamente por monjas. Se trata de un lugar de recogimiento y oración, lleno de espiritualidad, con los elementos típicos de este tipo de templos: frescos, lámparas y velas para ofrendas. Como es primavera, el entorno nos recibió con abundante flora y con alguna que otra sorpresa, como unos adorables gatitos que nos alegraron la mañana. Cerca del monasterio, nos llamó la atención una imponente casa, que según nos comentaron, pertenecía a un obispo.
Después, nos dirigimos a la Iglesia de Boyana, situada a las afueras de Sofía, en un entorno natural encantador a los pies de la montaña. Esta pequeña iglesia ortodoxa medieval, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, destaca por su interior, que alberga una impresionante colección de frescos del arte medieval búlgaro. La atmósfera en su interior era sobrecogedora, casi mística. En sus jardines, además, pudimos admirar tres baby secuoyas de unos doscientos años, traídas desde América y plantadas personalmente por el rey Fernando I de Bulgaria.
A continuación, emprendimos el viaje hacia el Monasterio de Rila. El trayecto desde Sofía dura unas dos horas, atravesando paisajes montañosos que se vuelven cada vez más verdes y majestuosos. A medida que ascendíamos, los picos nevados añadían un aire de postal al entorno.
Al llegar, el monasterio nos dejó sin palabras. Su patio central, lleno de arcos, colores y frescos, ofrece una mezcla única de arte, historia y devoción. Declarado también Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este lugar ha sido durante siglos un refugio espiritual y cultural. Actualmente alberga a seis monjes, aunque en su época de mayor esplendor llegó a acoger hasta 300. Además, es punto de partida de numerosas rutas de senderismo que recorren los alrededores. Es un espacio cargado de paz y una energía difícil de describir.
Como anécdota curiosa, uno de los vigilantes nos llamó la atención por intentar hacernos fotos con nuestras banderas, algo que no está permitido. Y lo más insólito fue cuando compramos unas botellas de agua en un puesto dentro del recinto… para descubrir después que eran de uso eclesiástico. Así que podemos decir que estamos oficialmente santificadas, ¡y nos supo a gloria!
Durante el día, hicimos una comida de picnic con productos típicos búlgaros. Probamos la mekitza, una masa frita que recuerda al churro, acompañada de chocolate o queso, junto con yogur búlgaro. Fue un almuerzo sencillo pero delicioso, que disfrutamos al aire libre en plena naturaleza.
Gracias a nuestro guía local, Antonio, toda la jornada fue también un listening intensivo, ya que la visita fue en inglés. Antonio fue muy profesional y consiguió que el día fuese ameno, compartiendo además su propia visión sobre la historia reciente de Bulgaria, lo que añadió un enfoque muy personal a sus explicaciones.
Ya de regreso a Sofía, cerramos el día con una cena en un restaurante típico búlgaro recomendado por unos amigos. Platos exquisitos, música en vivo y un ambiente cálido nos hicieron sentir la verdadera esencia del país. De vuelta en el hotel, todavía nos quedaron fuerzas para redactar estas líneas y dejar constancia de un día inolvidable.
Bulgaria nos sorprende cada día un poco más: por su historia, su arte, su espiritualidad y, sobre todo, por la calidez de su gente. Además, nos está brindando una excelente oportunidad de practicar inglés, ya que al no hablar búlgaro, nos comunicamos en este idioma tanto con los locales como con otros viajeros de diferentes partes del mundo.
Día 3 – Lunes, 12 de mayo 2025.
Botevgrad nos recibe con tradición y calidez
Como unas verdaderas campeonas, comenzamos el día bien temprano, desayunando a las 7:30. Nuestra primera parada fue el Zhenski Pazar o Mercado de las Mujeres, un vibrante mercado al aire libre repleto de frutas, verduras, ropa y calzado, que nos ofreció una visión auténtica del día a día en Sofía.
Antes de regresar al hotel, hicimos una breve visita a la Iglesia de San Kiril y Metodiy, y poco después, el transfer nos recogió para llevarnos a Botevgrad. Al llegar, nos instalamos en el hotel y rápidamente nos dirigimos al instituto local, donde vivimos una de las experiencias más emotivas del día.
Un coro de adolescentes nos recibió, acompañados por dos estudiantes ataviados con el traje tradicional del folclore búlgaro. Nos cantaron el himno del centro, nos regalaron un bouquet de flores y compartieron con nosotras el tradicional pan con miel, símbolo de hospitalidad.
El instituto cuenta con 55 profesores, en su mayoría mujeres. A las 12:20 asistimos a una clase de ciencia y biología impartida en inglés. Como curiosidad, los estudiantes de 12º curso están finalizando sus estudios, y tienen la costumbre de visitar cada clase para que les firmen las camisetas, cantar canciones que suponemos que hacen referencia a sus vivencias escolares, repartir bombones y hacen entrega de un documento con foto del grupo que se va a graduar y algunos consejos para los compañeros que quedan en el instituto.
Durante la clase, dos estudiantes realizaron una presentación en PowerPoint sobre el tema «Save the Planet», lo que nos permitió conocer su perspectiva sobre la protección del medioambiente.
La profesora Megi nos sorprendió con un delicioso picnic compuesto por Banitsa (un pastel tradicional de queso), yogur y una golosina típica.
Más tarde, en los coches de la directora y de Yodka, una simpática profesora de matemáticas, nos dirigimos al Monasterio de los 40 Mártires, donde una de las monjas nos explicó la vida del convento, donde residen 15 religiosas. También nos ofrecieron unas pastas como muestra de su hospitalidad.
Para finalizar el día, dimos un agradable paseo por el pueblo y, a las 18:07, conectamos por videoconferencia con nuestros compañeros de Activa. Después, nos encontramos con Megi cerca de la Torre del Reloj y cenamos en un restaurante típico búlgaro, donde degustamos, entre otros platos, lengua de vaca a la plancha.
Finalmente, regresamos al hotel para disfrutar de un merecido descanso tras otra intensa jornada.
Día 4 – Martes, 13 de mayo 2025.
Después de desayunar tempranito, nos dirigimos al instituto para una clase de inglés en la que repasamos la passive voice, ya que los chicos tenían examen en la siguiente hora. Una oportunidad perfecta para ver cómo abordan esta estructura en su programa y compartir ideas.
A continuación, Megi nos ofreció un tour por el centro y nos explicó que están en plena reestructuración gracias a proyectos como «I LOVE my school» y una solicitud al ministerio para renovar el mobiliario, especialmente pensado para fomentar el aprendizaje colaborativo a través del collaborative school furniture.
Durante la visita conocimos espacios como el laboratorio, la enfermería, el estudio de fotografía —donde editan el periódico del centro— también visitamos las instalaciones deportivas, las cuales son de uso público y nos presentan al campeón de bodybuilding de Bulgaria.
Tras una pausa para café y té, la profesora Clara nos acompañó al museo arqueológico y etnográfico de la ciudad. Aunque la zona de arqueología estaba en reformas, pudimos ver trajes típicos y complementos, fotos de casas antiguas y sus enseres, aperos de labranza y un curioso recipiente de barro, parecido a nuestro botijo en el que concinaban con la practica que actualmente conocemos como slow food. ¡Todo está inventado!
También nos explicaron la historia del héroe local Botev, cuyo nombre lleva la ciudad, y que en tiempos del dominio otomano se conocía como Orjanie. Vimos armamento de distintas épocas y una sala polivalente que el instituto utiliza para actos escolares.
También nos hablaron de la industrial de Botevgrad, que incluye una fábrica de microchips privatizada, que sigue fabricando componentes electrónicos para la industria del automóvil. Además, existen pequeñas granjas de productos ecológicos y negocios familiares que, aunque modestos, contribuyen activamente a la economía local.
Llegó la hora de despedirnos de Teacher Ana, que puso rumbo a casa!!! 😔We’ll see you in Estepona! 😁
Después del museo, visitamos uno de los 100 monumentos más importantes de Bulgaria: la Torre del Reloj. Eso sí, las escaleras no eran aptas para personas con vértigo, pero las vistas merecían el esfuerzo. 30 metros de altitud, siendo la Clock Tower más alta de Bulgaria y la península Balcánica. Y nosotras todavía estamos buscando el reloj en la fachada 🧐
¡Y llegó la hora de comer! Disfrutamos de más platos típicos, como la clásica ensalada para acompañar la rakia (aguardiente local) con berenjena y tomate, y un riquísimo sach, cocinado en horno y servido en cazuela de barro sobre soporte metálico para mantener el calor. ¡Delicioso!
Vamos, que nos vamos… ¡de vuelta a la escuela! Por la tarde, a las 15:50 en el aula 208, tuvimos clase con los alumnos de Clara, de 8º curso (equivalente a 4º de la ESO), que trabajan con el libro Solutions Bulgaria, versión A2.
Nos mostraron un vídeo fantástico sobre los 10 lugares históricos de Botevgrad, realizado, dirigido y protagonizado por uno de los alumnos. Una presentación en español de sobresaliente. (Clara, si fuera por nosotras… ¡le ponemos un 10!)
También trabajamos con varios alumnos de español. Con algunos nos comunicamos en su idioma, con otros en inglés, ya que los nervios y la timidez les dificultaban soltarse con el español. ¡Pero todos lo hicieron genial!
Después, María Jesús se quedó trabajando con Clara en el centro y nosotras nos fuimos a merendar como mandan los cánones del tea time, mientras avanzábamos con este blog… ¡que no se escribe solo!
Ya al final de la tarde, cuando nos reunimos de nuevo todo el grupo, dimos un paseo por la zona comercial —más bien tipo polígono— que nos llevó hasta la parada de bus de Clara. Y así hicimos tiempo hasta la cena.
La cena, como siempre, variopinta y deliciosa. La sobremesa fue de esas en las que los temas saltan de un lado a otro, pero que sirven para conocernos mejor y seguir fortaleciendo lazos entre nosotras. Ya en el hotel, aún tuvimos tiempo de hacer alguna que otra tarea doméstica… porque las chores también forman parte de esta aventura.
Sin duda, esta movilidad del programa Erasmus+ que estamos viviendo en Bulgaria está siendo una experiencia de un valor incalculable, tanto en lo personal como en lo profesional. Y lo mejor: se quedará con nosotras para siempre.
¡Yatá! Mañana, más… y mejor.
Día 5 – Miércoles, 14 de mayo 2025.
⏰ Un día más damos comienzo a la mañana bien temprano, reuniéndonos en el salón-cafetería para desayunar. Hoy, con la grata sorpresa de que el Teacher Juan llegó sano y salvo, tras muchas vicisitudes en su viaje hasta llegar a Botevgrad.
Acto seguido nos dirigimos a nuestras clases, ya que tenemos la mañana completita: comenzamos con una clase en español y continuamos con dos en inglés. Aunque hoy es nuestro tercer día, y en teoría nuestra presencia ya debería resultarles familiar, los niños aún nos miran con un poco de escepticismo y recelo, como pensando: “A ver ahora qué pasa”.
Comenzamos con nuestra lengua materna, tan cercana para nosotras y tan lejana para ellos. Mientras algunos se defienden bastante bien, otros, por timidez o vergüenza, no interactúan con nosotras, a pesar de que la Teacher Denitsa ha preparado una clase basada en la gamificación, resultando muy dinámica y amena. Al finalizar, nos han agradecido nuestra participación con un bonito marcapáginas e imán. ¡Un detalle precioso!
Siguiendo en la misma línea, pasamos a la segunda clase: inglés con Teacher Tsvetanya, con un estilo de enseñanza basado en el orden que indica el libro Bulgarian Edition Solutions B1.1. Hoy hemos tratado el tema 6F #Girlboss, en el que hemos participado activamente.
Al finalizar, nos dirigimos a la última clase del día en el instituto, con Teacher Megi. Ha sido bastante interesante. Hemos tratado tres topics: Green Transport, Eco-tourism y Overtourism. Dos grupos de alumnos han realizado una presentación sobre los lugares naturales más importantes del país. Y, como buenas alumnas mimetizadas con el entorno, salimos zumbando en cuanto sonó la campana.
Mientras buscábamos el cine, por si había alguna película en versión original en inglés y subtitulada, nos encontramos con una señora búlgara que nos escuchó hablar español y, de inmediato, nos comentó que había vivido en España mucho tiempo y que está deseando volver.
Continuando con nuestro paseo, nos encontramos con una iglesia llamada Holy Church, reconstruida en los años 60, donde también pudimos admirar el estilo artístico común de la zona. No muy lejos, vimos la estatua conmemorativa del momento en que se cambió el nombre de la ciudad.
Llegó la hora de comer, pero esta vez sin tiempo para la sobremesa. Se nos unieron Teacher Juan y Teacher María Jesús, y juntos nos dirigimos con Teacher Silviya a la academia Markoni’s, donde nos han agasajado con dulces, hemos hecho fotos (¡y también nos las han hecho!) y finalmente nos han invitado a asistir presencialmente a la clase avanzada donde se preparan para el nivel B2, utilizando el libro Gold First New Edition. Con esta clase dimos por finalizado nuestro día lectivo.
Y para cerrar el día, como no podía ser de otra manera, disfrutamos de una riquísima cena en el restaurante Green House.
Another intense day!
Día 6 – Jueves, 15 de mayo 2025.
¡Viva San Isidro Labrador! ¡Desde Bulgaria con amor!
Hoy nos despertamos a ritmo de bombo, platillo y trombón. Una charanga en toda regla. Desde bien temprano se respiraba un ambiente especial: era el gran día para los alumnos de último curso del instituto: su primera ceremonia de graduación.
Después de desayunar, nos dirigimos al centro para asistir a la primera clase con Teacher Megi, en la que revisamos «grammar: asking questions & giving answers». Mientras hacemos tiempo para nuestra siguiente clase, esperamos en el pasillo, decorado con globos de colores, que ya anunciaba que no sería una mañana cualquiera. Durante esta pausa, descubrimos un misterioso artefacto que, más tarde, sería clave para ayudar a Teacher Juan y a María Jesús en sus deberes.
Cuando pensábamos que nos dirigiamos a nuestra clade de inglés, la Teacher Vasil nos recogió para colaborar con la decoración del centro de cara a la fiesta. Como tradición, de ello se encargan los alumnos del penúltimo curso, teniendo la oportunidad de hablar con ellos tanto en inglés, español, incluso en francés, nuestras queridas Silvia y Mari Sol. Quedó todo precioso: globos, pancartas, rincones especiales.
A la hora indicada nos dirigimos al patio para asisitir a la ceremonia. Tuvimos el privilegio de estar entre los pocos invitados sentados, y nos sentimos parte de la celebración.
Se entregaron diplomas tanto a alumnos como a profesores, pero no eran diplomas tradicionales: los títulos iban desde “La sonrisa más bonita” hasta “La que no se enteraba de nada”, pasando por “Las amigas inseparables” o “Los mejores bailarines”.
Concluida la ceremonia, salimos a dar un paseo por el centro del pueblo. Fue muy especial comprobar cómo los chicos y chicas del instituto nos saludaban con familiaridad. Poco a poco empezamos a sentirnos parte de esta comunidad que nos ha acogido con tanto cariño.
Y, cómo no, llegó la hora de comer… y luego, vuelta a clase. Por error, nos metimos de lleno en los senos y cosenos. Clase de matemáticas en búlgaro con la directora Daniela. Definitivamente, nos salimos por la tangente.
Por suerte, nos rescató Teacher Silviya, con la que teníamos inglés con alumnos principiantes. Allí practicamos el «It Can’t be» y el «It Must be», los modales de deducción y obligación, además de jugar a «How am I» para poder practicar los tipos de animales.
Y con estas actividades y esta clase pusimos el punto y final de nuestra inmersión lingüística en PPMG Acad. Prof. Dr. Asen Zlatarov en Botevgard, Bulgaria.
Ya por la tarde, nos dirigimos al punto de encuentro, Clock Tower (continuamos buscando el reloj). Allí nos recogió nuestra ya querida Teacher Megi, quien nos tenía preparada otra sorpresa: una visita al Teatro/Centro Cultural, donde nos esperaban «Las Chicas del Coro» junto a su director. Tuvimos el lujo de disfrutar de un concierto privado de música folklórica búlgara. Las voces eran una auténtica delicia. Al finalizar, nos ofrecieron bebidas y productos típicos, en un ambiente muy cálido y acogedor.
Y por si fuera poco, el día terminó en casa de Teacher Megi, que nos preparó en su jardín una cena maravillosa. Compartimos una velada estupenda con ella y, más tarde, con su marido, que se unió a la fiesta. Risas, anécdotas, práctica de listening y speaking, a tope! Un ambiente familiar que nos hizo sentir como en casa.
Sin duda, uno de esos días que se quedan grabados en el corazón.
Un broche de oro para nuestra Experiencia ERASMUS +.
Día 7 – Viernes, 16 de mayo 2025.
Botevgrad nos despide llorando. Literalmente. La lluvia nos acompaña desde primera hora de la mañana, como si también le costara decirnos adiós. Desayunamos con calma y nos dirigimos por última vez al instituto para recoger nuestros certificados de asistencia y aprovechamiento Erasmus+. Nos esperan los profes y la directora. Cada diploma que recibimos es mucho más que un papel: es el resumen de una semana intensa, de descubrimientos, aprendizajes y conexiones humanas que nos acompañarán siempre.
Después de las fotos de rigor, las últimas risas y promesas de volver a vernos, partimos hacia Sofía. Allí nos toca otra despedida: la de teacher Juan, que sigue su periplo Erasmus+ rumbo a Skopje. Nosotras nos quedamos en Sofía unas horas más, apurando las últimas horas.
Nota para futuras expediciones Erasmus+ a Botevgrad: el famoso reloj de la Torre… no existe como tal. No hay esfera, ni agujas, ni números. El misterio estaba en que lo que marca las horas está dentro, invisible al ojo curioso. Solo se oye su puntual campanada. Misterio resuelto.
Nota para curiosos: sobre el artilugio que les ayudó a trabajar cómodamente a los teachers, os lo revelamos: se llama Z Tool. Simple pero eficaz.
Con las mochilas llenas y el corazón aún más, cerramos esta aventura. Erasmus+ no ha sido solo un viaje a Bulgaria. Ha sido abrir puertas, romper barreras, reír en varios idiomas, y descubrir que el aprendizaje no cabe en un aula.
Nos vamos, sí… pero nos llevamos mucho más de lo que trajimos, y ¡miedo nos dan las tarifas por sobrepeso de Ryanair!
Ще се видим следващия път
Búlgaro
Durante nuestra estancia en Botevgrad, nos hemos sumergido en la cultura local y, como parte de esta experiencia, hemos aprendido algunas palabras y frases básicas en búlgaro que nos han ayudado a comunicarnos y a integrarnos mejor en el entorno.
El búlgaro es una lengua eslava del sur que utiliza el alfabeto cirílico. Aunque al principio puede parecer un desafío, aprender algunas expresiones comunes ha sido muy útil y ha sido bien recibido por los habitantes locales.
Aquí compartimos algunas de las palabras y frases que hemos aprendido:
Esta experiencia nos ha enseñado la importancia de aprender al menos algunas palabras en el idioma del país que se visita, ya que facilita la interacción y enriquece la experiencia cultural.
¡Seguimos disfrutando de nuestra estancia en Bulgaria y aprendiendo cada día más!